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Una beca, una esperanza: el poder transformador del Mescyt en la vida de miles de dominicanos

Una beca, una esperanza: el poder transformador del Mescyt en la vida de miles de dominicanos
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  • Publishednoviembre 4, 2025
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Por: Ángel Ruiz Bazán

República Dominicana
Noviembre de 2025
Obtener una beca del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt) no es solo un logro académico: es, ante todo, una puerta abierta al futuro. Cada estudiante becado —ya sea mediante una beca nacional, una internacional o el Programa de Inglés por Inmersión— se convierte en el símbolo vivo de un país que apuesta por el conocimiento como vía de transformación social.

Cuando un joven recibe una beca, no solo cambia su destino personal, sino el de toda su familia. En muchos casos, es el primero que accede a la universidad, el primero que viaja al extranjero o el primero que logra dominar un segundo idioma. Ese logro individual es también un triunfo colectivo: detrás de cada estudiante hay padres que soñaron con un futuro mejor, comunidades que se enorgullecen y un Estado que cumple su papel como garante de oportunidades.

La beca significa movilidad social, dignidad y esperanza. Es la llave que rompe el ciclo de la pobreza y convierte el esfuerzo en talento y el talento en progreso. Por eso, el impacto de cada beca trasciende lo individual y se traduce en beneficio para el país: más profesionales calificados, más innovación, más competitividad y más justicia social.

En los últimos cinco años, bajo la visión del presidente Luis Abinader, la educación superior ha sido colocada en el corazón de las políticas públicas. Su gobierno ha impulsado una revolución silenciosa del conocimiento, ampliando el acceso a la educación universitaria y fomentando la formación en áreas estratégicas para el desarrollo nacional. El Mescyt ha sido, en ese proceso, el brazo ejecutor de esa visión.

Al frente de la institución, el doctor Franklin García Fermín ha encarnado un liderazgo comprometido, humano y constante. Su gestión se distingue por el trabajo tesonero y diario para que las oportunidades académicas lleguen a todos los rincones del país, desde las grandes ciudades hasta las comunidades más apartadas. Bajo su dirección, las becas se han democratizado: hoy no importan el apellido, el color político ni la procedencia; lo que importa es el mérito, la capacidad y el deseo de superación.

El programa Inglés por Inmersión es una de las joyas de esa política inclusiva. Miles de jóvenes dominicanos han aprendido un idioma que les abre las puertas del mundo laboral, académico y tecnológico. Hablar inglés ya no es un privilegio, sino una herramienta que el Estado pone al alcance de todos.

Gracias a esta política sostenida, la República Dominicana está construyendo un nuevo mapa de oportunidades, donde el talento nacional florece y se proyecta hacia el futuro. Cada estudiante becado es un embajador del país, un reflejo de la capacidad dominicana para soñar y alcanzar grandes metas.

En palabras sencillas: una beca no es solo un documento firmado o una ayuda económica; es una inversión en el alma del país, en su juventud y en su porvenir.
Y en esa tarea, el presidente Luis Abinader, el ministro Franklin García Fermín y el equipo del Mescyt han demostrado que educar no es un gasto, sino el más alto acto de justicia social y desarrollo nacional.

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