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Por : Julián González
**El movimiento estratégico**
En el panorama político dominicano, el nombre de Tony Peña Guaba resuena con fuerza como posible candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM) para el periodo 2028-2032. Con una carrera marcada por roles clave, el diputado y exministro parece tejer alianzas internas para posicionarse como la opción que garantice la continuidad del partido en el poder.
**Trayectoria y relevancia en el PRM**
Peña Guaba no es un recién llegado. Con una trayectoria que incluye cargos como ministro administrativo (2020-2022) y diputado, ha cultivado una imagen de líder pragmático y cercano a las bases. Su habilidad para movilizar sectores juveniles y su presencia mediática lo han convertido en un referente dentro del PRM, especialmente tras respaldar exitosamente a Luis Abinader en 2020.
**Dinámicas internas: ¿Un camino sin obstáculos?**
Aunque su popularidad es notable, el camino no está exento de retos. Facciones como el movimiento *La Esperanza* —que promueve figuras como José Ignacio Paliza— podrían presentar candidatos rivales. Analistas señalan que Peña Guaba necesita ampliar su agenda más allá de la retórica anticorrupción, abordando temas urgentes como el costo de vida y la reforma educativa.
**El factor 2024: Un preámbulo crucial**
El PRM enfrenta primero la prueba de fuego en 2024, donde deberá mantener la presidencia con un nuevo candidato (dado que Abinader no puede optar por la reelección consecutiva). El desempeño del gobierno actual será determinante: si el partido logra capitalizar logros en economía y seguridad, allanaría el camino para que figuras como Peña Guaba impulsen su proyecto en 2028.
**Más que ambición, una apuesta por la continuidad**
La posible candidatura de Tony Peña Guaba refleja una estrategia del PRM para consolidarse como fuerza hegemónica. Sin embargo, su éxito dependerá de su capacidad para unir facciones internas y conectar con una ciudadanía que demanda resultados tangibles. Mientras tanto, su nombre seguirá en la mesa, no como una certeza, sino como un movimiento calculado en el ajedrez político dominicano.
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*¿Será Peña Guaba el elegido? El tiempo, y las urnas, tendrán la última palabra.*
