Por Miguel SOLANO
El primer deber de un mandatario es mantener la seguridad pública, la Paz social. Para que lo ayude en esa incomiable tarea, en ese vivir diario, el presidente nombra a un procurador. Hacer a ese individuo inamovible es una locura, un sin sentido, una irresponsabilidad.
Porque nadie sabe cuándo el conflicto social aparecerá . Y si ocurre su aparición en el momento mismo en que el procurador se hace ciego, entonces es deber del presidente sustituirlo, inmediatamente.
¿Cuál fue el final de Miriam Germán? Terminó tan mal que Victor Rúa y Rondón, los líderes de Odebrecht, ahora son héroes nacionales. ¡Un triunfo de Luis Abinader!
Si el presidente no es capaz de cumplir con su deber de nombrar un gabinete, de vigilarlo, de hacer que trabaje, su camino es uno: ¡que coja la de Villa Diego!