Opinión

Pichones de dictador sin tropas

Pichones de dictador sin tropas
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  • Publishednoviembre 2, 2025
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Pululan unos cuantos pichones de dictador pero están más lejos de la silla de alfileres que el difunto chapita. Aunque se confiesan admiradores de las dictaduras y aplauden decisiones que se dan en otros países, pero con culturas muy diferentes a la nuestra.Criticamos los abusos que se cometen a diario en nuestras calles, pero pregonamos y aplaudimos esas decisiones dictatoriales de otros países. Y nos convertimos en aliados de las conductas abusivas en el territorio nacional.Parecería que solo ellos tendrían el talento para imponerse hasta por encima de la ley o creando leyes dictatoriales como ocurre en esas naciones.Utilizamos las cornetas para oponernos por ser opositores, criticamos todo sin aportar soluciones, o sin advertir los caminos desviados y sus potenciales efectos, sencillamente no agregamos valor a la corrección de entuertos, debilidades de gestión o la convivencia pacífica.¿Y de verdad se tiene la esperanza de algún día llegar a ser gobierno?. No se contando con que, pues una cosa es criticar lo que está mal hecho, y eso lo hace cualquier persona, a pretender la primera magistratura del estado, sin virtuosidad y sin un equipo honorable.Todo parece indicar que una coalición de avivatos está conspirando, con el propósito de crear situaciones que obliguen a ceder un pedazo del pastel. Un chantaje barato, eso es pescar en rio revuelto.

A pesar de que lo que más necesita el país, es reducir los brotes de violencia que se desesperan por surgir. Pero no por el liderazgo fallido de estos honorables, sino por los problemas reales que agobian a la nación.

Utilizar los medios y la redes para abiertamente hacer llamados al desorden no le hace un caro servicio a la nación. No es cierto que la única manera de protestar o de oponerse a decisiones o situaciones inaceptables, sea el tomar las calles e imitar los ejemplos de la furia NEPALI.

Si toda esta oposición se hiciera pensando en el bien del país, y no porque queremos el poder a cualquier precio, seria lógicamente plausible. Pero hacerlo con fines de lograr un golpe blando, es inaceptable y un abuso contra la nación misma.

¿Qué capacidad de convocatoria tienen realmente estos pescadores en rio revuelto?. ¿Y es posible capitalizar el descontento real existente en el país, sin mostrar siquiera algún grado de credibilidad, o una hoja de vida limpia, sin tachas y sin colas que pisar?

No es un asunto de hablar duro o bonito, tampoco de decir verdades. Sino de que realmente prediquemos con el ejemplo, sin amenazas, sin arrogancias, sin prepotencias y hasta sin extorsiones subliminales.

Pero es difícil encontrar talentos que surjan del mismo bote de la política infestada, y que no tengan las mismas prácticas maliciosas, que luego se muestran cuando se está muy cerca del botín de guerra. Si ser diputado en ciudad Trujillo implica un financiamiento de mínimo 60 millones de pesos, ¿cuánto se requerirá para la presidencia de la república?. Y sin contar con una estructura solida, cuadros políticos con brillo propio, es muy difícil competir o pretender lograrlo.

Todos podemos aspirar y declarar incluso que aspiramos a ser presidentes de la república. Pero en tierra de machepa no hay mesías, tampoco líderes que inspiren a quitarse el sombrero sin ánimos de lisonjear. El esfuerzo puede dejar una siembra para un posicionamiento en el mercado de la política, eso sí. Pero a la larga, la tendencia que vemos serán otras posiciones electivas, entre las cuales podrían estar: alguna diputación y hasta una sindicatura.

Ya esta realidad ha golpeado a otros soñadores con estructuras bien formadas y con tradición partidaria, y el resultado está latente. Llegará pues el momento del aterrizaje, y se ajustarán las expectativas. Pues si no se cuenta con el apoyo cierto de un partido mayoritario es muy difícil acariciar la Ñoña.

No vemos pués posibilidades reales para el surgimiento de algún fenómeno en la política local, que pueda convertirse en un nuevo gladiador vencedor en las próximas elecciones. Los partidos mayoritarios se impondrán, y la única tendencia clara que se visualiza por el momento, es el retorno del ex presidente Leonel Fernández al palacio nacional. Y esto no solo por las aparentes alianzas previas, sino por el terreno ganado con sus experiencias de Estado.

Pero novatos pretender calar en el corazón de la gente, sin una hoja de vida envidiable y plausible, sin un partido mayoritario detrás, hace inviable cualquier discurso por bonito que se escuche. “Es que lo que somos grita tan fuerte, que no se escuchan nuestras palabras”.

Pero esta misma verdad sin embargo, no tiene el mismo impacto, cuando se cuenta con un partido mayoritario y con las estructuras adecuadas que le apoyan. Lo mediático, lo mercadológico y las alianzas, se encargan de limar cualquier aspereza o hacer olvidar cualquier entuerto.

Ciertamente, el discurso de atracción será el mismo, cuando seamos gobierno. Pero como en toda orquesta volverán a producirse los desencuentros entre la guitarra y el violín. Y lloverán rápidamente las quejas y la nueva pérdida de popularidad. Ya la partidocracia subsiste con respiración artificial.

Y que cosa podría hacer un hombre aquí y otro allá, si no se cuenta con un equipo de talentos, y donde se pueda decir como decía Lao Tse: al final cuando se consigan los objetivos, el equipo dirá, lo hicimos nosotros.

Es que en nuestra cultura, si otro del equipo brilla, le cortamos las alas, así es la mediocridad de la mayoría de los presidenciables. Las mismas características caudillistas muestran todos los que aspiran, con o sin posibilidades reales a utilizar la silla de alfileres. Todos son una tranca, unos leones afeitados.

Pero a la larga, al participar en la misma “rat race” y navegar en el mismo barco de las especies políticas, muy difícilmente el resultado pueda ser otro, que más de lo mismo.

La Prensa tras la verdad