Papá y Antò

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Vìctor Elìas Aquino
Cierto y bendecido dìa escribí “Hoy vi a Papá”; pero no hablada de mi progenitor, sino de tì (Antò), en algo eres idéntico a él: llegas a la casa cansado de trabajar, abrumado del tiempo, del espacio, de las lluvias, de las picadas de avispas; de buenos y malos días; de buen humor, pero he descubierto que, la sonrisa y la alegría de ambos fue dibujada por el mismo artista.
Son tan distintos que, ambos hicieron una marca el llegar con las manos cargadas de presentes, de antojos; papá, por ejemplo, era famoso por venir cargados de roquetes, dulces, cocalecas; también había agrados especiales como el “pan de batata”, los dulces; en esto eran “pin pun, dos gotas de igualitos.
Dos hombres con personalidades diferentes, pero el entusiasmo, el amor por la familia parece incurable, está en el ADN, en la sangre.
Antonielo, fuiste un privilegiado del tiempo, Dios te regaló la oportunidad de compartir más horas, más días, más años con Ramona y Aquino.
A veces pienso que veo a través de límpido cristal con mis espejuelos nuevos recetados, mismos que no necesité al momento de renovar la licencia de conducir, pese a que, la doctora que me examinó dijo, “usted no pasa el examen sin lentes”, Dios pone el punto final siempre.
A papá Aquino, nunca nadie le observó una cana en su cabeza. Toda la vida peinò su cabellera negra azabache, Antonielo realiza se resignó con los mechones que le quedan, Carlos Josè luce con esmero su calva frontal, Dany (Josè Alberto), se pone aceite de cocinar en la cabeza, para así mostrar que ganó el concurso de caballera; Jacobo y Vi cuidan con esmero sus mechones que le quedan.
Pero bueno, Antò, estoy divagando adrede solo para tomar fuerza y escribir las letras finales, “papá se marchó sin regreso, pero has sabido ocupar su lugar en el amor, el apoyo y las atenciones a cada uno de los hermanos, hijos y nietos”.
Dios te bendiga…Antò