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Por ( Alexander Olivence G.
En toda democracia robusta, **la oposición no es un adversario, sino un pilar**. Hoy, la República Dominicana necesita una oposición cohesionada, no solo como alternativa de poder, sino como **ente de control, equilibrio, propuesta y representación genuina de la diversidad ciudadana**. Sin embargo, la pugnacidad interna, las divisiones y los personalismos amenazan su rol esencial.
El Costo de la Fragmentación
La falta de **espíritu de cuerpo y fraternidad** en los espacios opositores tiene consecuencias tangibles:
– **Debilita el control democrático**: Sin unidad, se diluye la capacidad de fiscalizar al gobierno con eficacia.
– **Anula las propuestas**: Las ideas se pierden en medio de disputas internas, sin llegar a la agenda nacional.
– **Fractura la representación**: Ciudadanos con legítimas críticas al oficialismo quedan sin voz organizada.
– **Genera desencanto**: La ciudadanía percibe conflicto en vez de proyectos, alimentando la apatía política.
Como señaló recientemente un reconocido analista: *”Cuando la oposición pelea contra sí misma, el gobierno gobierna sin contrapesos”*.
De la Pugna a la Propuesta: Cinco Roles Imprescindibles
Para rescatar su lugar en el ecosistema democrático, la oposición debe enfocarse en reconstruirse como:
1. **CONTROL**: Vigilancia rigurosa, con denuncias sustentadas y veeduría técnica.
2. **EQUILIBRIO**: Oferta de discusión seria, no obstruccionismo vacío.
3. **PROPUESTA**: Agenda alternativa con soluciones a problemas reales (inflación, educación, seguridad).
4. **REPRESENTACIÓN**: Inclusión de jóvenes, mujeres, sectores rurales y diversidad ideológica.
5. **PARTICIPACIÓN**: Movilización ciudadana más allá de las elecciones.
### ⚖️ El Llamado a la Secretaría General: Liderar la Cohesión
La **Secretaría General (SG)** de los partidos opositores tiene una misión histórica:
– **Mediar conflictos internos** con imparcialidad y visión de Estado.
– **Priorizar agendas comunes** sobre intereses grupales.
– **Promover diálogo intergeneracional e intersectorial**.
– **Construir puentes**, no trincheras entre facciones.
La ciudadanía no pide unanimidad, sino **madurez política**. Las diferencias programáticas son sanas; las guerras personales, destructivas.
Conclusión: Unidad por la RD, no por el Poder
La oposición dominicana enfrenta una encrucijada: seguir fragmentada en micro-luchas o **renacer como un bloque con credibilidad, arraigo y proyecto**. Necesita menos resentimiento y más estrategia; menos protagonismos individuales y más trabajo colectivo.
Como bien advierte el politólogo Andrés Diloné: *”Una oposición dividida no es alternativa; es cómplice involuntaria del oficialismo”*. Que este sea el momento de resetear. La democracia dominicana —y sobre todo, el ciudadano que clama por equilibrio— lo exige.
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