Opinión

La masacre de los ríos: ¿tragedia sin solución?

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  • Publisheddiciembre 31, 2023
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Esta agria verdad, debe leerse, verse o escucharse, en todo el mundo: el peor mal de una sociedad no es la pobreza sino la ignorancia. Es decir, el apagón general que impide a los seres humanos comprender y entender la causa del más simple de los problemas.

Por eso, la educación y la comida son dos prioridades que deben caminar de la mano. Pero para mí, el hambre de la sin razón, la miseria de la carencia de entendimiento, empobrece mortalmente el espíritu de lucha o de progreso, y termina matando el alma, aunque el cuerpo esté vivo, nos convierte en cadáver andante, vacío de fe, hueco de esperanza y sin aliento de porvenir.

En este contexto, un pueblo que no comprenda el valor y la importancia de sus recursos naturales fundamentales, sobre todo  de su sistema de agua dulce: ríos, arroyos, cañadas y otras fuentes fluviales; tales carencias los hace padecer de anemia crónica del conocimiento, una especie de pandemia, con la agravante de que si se crea una vacuna, esta no logrará eliminar el virus.

El peligro no es que la gente humilde que camina a pie no comprenda su responsabilidad en el cuidado de su medio ambiente, lo lamentable es que la clase que dirige un país, especialmente la haitiana, se atreva a ignorar aspectos tan esenciales como el manejo de las aguas de los ríos, y que sean tan desvergonzados que justifiquen esas acciones indefendibles, además  de usarlas para desviar (no el río) entre su población, las razones reales de su crisis social, económica y de gobernabilidad. A la vez que con inusitada insolencia intentan quebrarle el pulso a su vecino. ¡Qué horror!

La masacre de dos lados

Una masacre es un asesinato masivo,  donde las víctimas no se pueden defender. En la isla de Santo Domingo se ha cometido, de ambos lados, aunque del oeste  más que del este, una masacre con sus ríos, se ha pretendido alcanzar la modernidad con relumbrantes construcciones, pero secando los ríos, al extraerle impunemente de sus cauces, las arenas o talando los árboles de sus riveras.

A esto se suma la carencia de lluvia en los meses tradicionales de los aguaceros y las elevadas temperaturas por el cambio climático.

Para apreciar la masacre de los ríos, bastaría  con tirar la vista atrás, sobre  todo al recordar la época cuando éramos niños y disfrutábamos de aquellos baños en el río más cercano.

Entonces con tristeza se descubre que lo sucedido en cincuenta años con casi todos los ríos de la isla, es una real tragedia ecológica de dimensiones catastróficas, y cuyo canal de solución no parece estar visible, ni agendado en los planes  de trabajo de ciertos funcionarios.

Por eso, lo del río Masacre y la pretensión de sacarle un canal, es el mejor ejemplo de hasta dónde llega la pobreza del entendimiento, esa que hunde a los pueblos en la peor miseria de todas: la ignorancia.

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Redaccióntraslaverdad

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