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Por Miguel SOLANO
Omar Fernández, enterró, dicen las redes que para siempre a Guillermo Moreno. Era lo que se esperaba porque desde muy temprano se supo que Omar no tenía contrincante a la vista. Luis Abinader y sus llamados estrategas, que en realidad son diseñadores tácticos, entendieron que lo único posible era conseguir a alguien que destruyera moral, espiritual e intelectualmente a Leonel Fernández.
Mis FNC escucharon el rumor de que la banda castillo se ofreció para hacer el trabajo sucio, pero un estudio de mercado dió como resultado el que “su baja credibilidad y su capacidad para difundir odio traerian más mal que bien”. Y Mongolia se quedó en Asia.
Luego de buscar hasta en la cueva de Chulin y no encontrar a un personaje serio capaz de hacer el trabajo sucio, a Palacio no le quedó otro remedio que adueñarse de esa incertidumbre llamada Guillermo Moreno. Anoche, por primera vez en mucho tiempo, Faride Raful, durmió placenteramente.
El cachorro de León despedazó la hiena. Ahora Palacio se destroza en el dilema de si presentarle al León un buey sin cacho o cruzar el río y abandonar la selva. Si Leonel ataca, como lo hace el León, mordiendo el cuello, mordiendo la yugular, el buey sin cacho dejará en el suelo su sangre y su aliento: este 24 de abrí quedará marcado en la historia como “la masacre del león”.