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Por Miguel SOLANO
Kamala ignoró esos factores y se posicionó como abogada de Selinsky: Ese momento fue doloroso. Claro que ese fue un movimiento táctico para ganarse el respaldo de los grupos que dentro del Partido Demócrata, encabezado por el ex jefe de la CIA, Leon Paneta, representan a la criminal industria de la guerra.
Cuando Kamala presentó ese movimiento táctico partió en dos el corazón de los votantes. Aunque para ella fue un movimiento táctico necesario, la plebe que le dará su voto no lo siente así, esa gente está sintiendo el doliente de entrar a un Supermercado o a una estación de combustible.
Pero Kamala es inteligente, es brillante; y entonces, para curar la abierta y sangrante herida, abordó el conflicto en Gaza “reconociendo su respaldo al derecho que tiene Israel y al derecho que tienen los palestinos a la paz, a la seguridad y a la libertad”, que como fuerzas políticas organizadas proporcionen oportunidades para cada Ser viviente. Con ese planteamiento quedó bien y se ganó el aplauso de todos, menos el de la industria de la guerra.
Kamala salió de la Convención Nacional Demócrata encabezando la más grande unidad Americana de tiempo presente. Tiene la voz y las piernas del negro, parece andar detrás de los sentimientos de Mandela y ama a USA por encima de todas las cosas. Con el respaldo de Michelle Obama, Barack Obama, Opra, Hakeem Jeffries, los Clinton, los Biden, los hispanos encabezados por Adriano Espaillat…, con el poder divino de esas voces, Kamala tiene la Casa Blanca en su mundo de surte. Este sábado, agosto 24, la ciudad de Chelsea, Massachusetts, abrió las urnas para el voto temprano: yo fui, siendo el primero, y le dí mi voto a Kamala.