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Hoy por ti, mañana por mí

Hoy por ti, mañana por mí
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  • Publishedfebrero 19, 2025
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Y-2

 

Juan TH

Decía que conozco a Huchi Lora desde hace muchos años. Conocí a su madre, doña Altagracia, Tata; trabajé con su hermano Junio en el periódico El Nacional, donde ya cumplí 40 años de labor ininterrumpida. Conozco a su esposa Betty.

Ha sido un hombre admirable, como periodista y como persona. No es perfecto, como nadie lo es. Todos cometemos errores en el transcurrir de nuestras vidas. Yo, ni nadie, está exento de ello. El que esté libre de culpa, que levante la mano.

Puedo hablar con bastante propiedad sobre la colega Edith Febles, con quien igualmente he trabajado y seguido de cerca su trabajo periodístico, tanto en la radio como en la televisión.

La integridad de Edith está fuera de toda duda, al igual que la de Altagracia Salazar y Marino Zapete, con quien he tenido mis diferencias, pero lo reconozco como un buen profesional, íntegro y capaz.

No olvido a Marisela Álvarez y los demás comunicadores que han sido vinculados, irresponsablemente, sin presentar ninguna prueba, física o verbal, con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

Lo que ha pasado con Huchi,Altagracia,Marino, Marisela, Fausto,entre otros, es una prueba más de lo que he dicho en otros artículos: todos estamos expuestos a la difamación y la injuria. “Difama, difama, que algo queda”.

Lo penoso es que dirigentes, tanto del Partido de la Liberación Dominicana como de la Fuerza del Pueblo, junto a varios comunicadores de las redes sociales, se hayan prestado a difundir y darle veracidad a una mentira, a una acusación sin base ni fundamento por venganza política.

Como dije hace un par de semanas: uno de estos días, no muy lejanos tal vez, un funcionario, político, artista, periodista, abogado, juez o fiscal decidirá tomar la justicia en sus manos y agredirá o matará a un difamador, extorsionador y chantajista, ante la impotencia de no encontrar protección judicial.

Nadie está a salvo. Todos corremos el riesgo de ser destruidos moralmente en las redes sociales. Alguien debe detener esta locura. Todos tenemos derecho a la intimidad, la privacidad y el buen nombre.

Cómo han cambiado los tiempos. Dicen que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. No es verdad, pero en materia de comunicación social creo que sí, porque nunca la comunicación social se había degradado tanto, nunca la inversión de valores había llegado tan lejos.

Ahora tenemos “comunicadores”, “influencers”, tratando de ganar un espacio irrespetando a los demás, con palabras descompuestas, obscenas, altisonantes.

Buscan hacer ruido, llamar la atención con denuncias en el aire porque para ellos es más importante la crítica por la crítica, la denuncia por la denuncia, que la verdad.

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Redaccióntraslaverdad

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