Opinión

ENTRE MAMAS Y PRÓSTATAS TE VERÉ!

ENTRE MAMAS Y PRÓSTATAS TE VERÉ!
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  • Publishedoctubre 29, 2025
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  POR: CHRISTIAN PANIAGUA

En todo el tiempo que llevo laborando como Gestor Cultural para la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, jamás había participado en una actividad tan solemne como importante para una causa de amor al prójimo, plena de damas y caballeros alegres por igual, en la sala Aida Cartagena Portalatín, precisamente un viernes, cuando el cuerpo lo sabe

El que disertó, Dr. Zacarias Marte, probado en el oficio ginecológico y de oncología, egresado de las mejores escuelas de medicina; se la lució. Fue ameno: explicó lo básico de la enfermedad que ataca mamas y próstatas. Pero él no dijo, (tal vez lo ignora) la cuestión existencial de la patología que más acosa y atenta contra la paz y los niveles de placer que les otorgó Dios a sus hijos, aquí abajo, en tierra firme, donde todos aspiramos a más cama que Sutra.

Me explico: digo lo que dice mi fuente, charlatana pero confiable. Cito: «Debajo del Cielo todo pasa, pero, nada es casual; el origen, la raíz de todo bien, de todo mal, provino de lo Alto (se sabe) como todo lo que alegra o perturba a hombre y a mujer en tierra firme a partir de Adán y Eva y quién sabe si desde antes, entre monas y monos, sin que lo detectara Darwin, ya se había instalado en nuestra genética semejante maldad».

Sucedió y vino a ser que Lucifer, tal cual lo describe el escritor Rafael Peralta Romero en su cuento premium «Segunda fase de la creación», el ángel caído, saturado por la envidia, quiso crear especies y cada jugada le salió mal, al punto que el malvado, privado del mucho goce que disfruta la raza humana cuando se entrega al sexo —libre o por encargo— hecho hombre, como un cualquier Luis Bello (cito algunos de sus nombres) vino a infectar y a condenar al hombre paraque merme su actividad sexual, poco después de la edad de Cristo, porque, eso sí, el intruso, al hijo del Todo Poderoso no lo pudo infectar, pero sí a su rebaño y, vea usted: puros e impuros, ricos y pobres, lindos y menos bonitos, de toda raza y color de piel, ¡en fila vamos! (cual corderitos) a la aspereza (se quejan algunos, pero, vuelven, una y otra vez), del dedo más grande del Urólogo de turno, los varones, y al manoseo de manos (traviesas, a veces), las mujeres.

Luego —reclamo yo— evidenciado el origen malvado y satánico (casi empírico) de la enfermedad más famosa de la bolita del mundo; debidamente depositada la denuncia, vale cuestionar al escritor Rafael Peralta Romero, director de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, presente y muy participativo en la charla PREVENCION DEL CÁNCER DE MAMA Y PROSTATA, del pasado 17 de octubre 2025, que fue brillante, gracias al apoyo del personal de nuestra Biblioteca. Decía que nuestro director (próximo Premio Nacional de Literatura) explique si en aquel cuento suyo sobre las bellaquerías de Lucifer, omitió —por dinga o por mandinga— información clave y referente a ese mal diabólico que hoy día apaga camas y pasiones y afecta el rendimiento sexual de sus congéneres, sus amigos, los leales y menos fieles pero amigos al fin, yo entre aquellos. ¡Sí señor! Sincérese escritor Peralta Romero y arroje luz a tan lastimera maldad porque, quien sabe y Dios provea, a partir de datos suyos, vía la ciencia, solución para los que ¡les gusta esa vaina!

Mientras, en lo que el pene va y no viene, y esa parte arrebatadora de toda mujer se declare indispuesta (¡Ay, no Diosito Bueno, castiga al escritor Peralta o a mí y nunca a ellas, mira que son santas, con ciertas vainitas, pero buenas, al fin) por eso, a todas ellas, decreto, líbrala, Señor, ¡del cáncer de mama! Aleja de toda mujer semejante maldad, menos ese ¡qué sé yo! que las hace únicas. Si, padre amado, quita de su camino a un Lucifer envidioso y, veras cómo, en un santiamén, hombres y mujeres satisfechos, en y fuera de la cama, se recogerán a un mejor vivir por la gracia del placer y del amor…

¡Viva el derecho a gozar (en salud) carajo!

Analícese el caso, Dios Todo Poderoso, lo cantó un poeta, su agente para con todos los hombres; «…hasta tú la amaría, si pudieras ser hombre».

Dicho eso, en tanto confiesen aquellos escogidos escritores que saben más de lo que han escrito. Nosotros y ellas, temerosos, listos al diván de los expertos para, por amor a la vida y una tajada para SENASA, si no nos sanan para un mejor coito, que a poco los médicos del mundo prolonguen nuestro paso por la cama y que, a ruido de contentura, nos hagan más placentera la muerte. ¡Amén!

La Prensa tras la verdad