Por: Fidelio Despradel.
Se acerca abril, y como siempre, al igual que en junio, nos preparamos para hablar de los héroes, para recordar sus palabras, sus hazañas, su lección de vida. Pocas veces aprovechamos estas fechas para rendir tributo a las compañeras de estos héroes, sus madres, sus hijos e hijas, sus hermanos y hermanas, primos, y primas, esos y esas que sufrieron con ellos la persecución política, el acoso, el exilio, o la muerte.
¿Quienes son, donde están? En esa geografía del dolor van desapareciendo, en silencio, desconocidos y desconocidas para las multitudes, para las hoy redes sociales de una juventud que ignora a sus grandes hombres, pero también a sus grandes mujeres.
Angela es una de esas heroínas anónimas para la multitud, amada por su entorno, patrimonio de Montecristi, como la esposa de Máximo Gómez en su modestísima casita y su conuco, al que volvió a renunciar su querido Máximo Gómez, quien además se llevó a Panchito, el hijo amado de la pareja.
¿Que fue de ella? ¿Se le conmemora igual que a Máximo Gómez en el aniversario del Manifiesto? Pudo él partir si no hubiera tenido la certeza de que ella le esperaría, leal y firme, en la puerta de su casa?
Que este Abril, que este Junio, que este 27 de febrero, que este 8 y 30 de marzo, que este 25 de Noviembre, desfilen junto con nuestros hombres y mujeres, en nuestros barrios y avenidas, los nombres y ejemplos de estas mujeres madres de la Patria, y entre ellas Angela.