Abel o no Abel, esa es la cuestión
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Por Federico A.Jovine Rijo
Las Horcas Caudinas se cruzan como se puedan, que para la venganza luego habrá tiempo. Ahora lo que importa es pasar febrero para llegar a mayo, porque la razón principal del triunfo del PRM continúa vigente: la división del PLD. Lo que parecía imposible en octubre de 2019, fue real en junio de 2020 gracias al cisma interno. Porque –verdades sean dichas–, por muy poco potable que hubiera sido su candidato, de haber caminado el país con dos presidentes a ambos lados, la historia quizás habría sido diferente.
Sin embargo, los hechos están ahí, y lo único cierto fue que el PRM ganó, que el PLD se dividió, que Leonel Fernández montó tienda aparte, y que, mientras la FP hacía pininos en la oposición y el PRM aprendía a gobernar, el otrora imbatible morado se relamía las heridas de una aplastante derrota y aguantaba con espanto el escarnio público cada vez que nombres de dirigentes, funcionarios o allegados a Danilo Medina figuraban en expedientes del Ministerio Público.
La escogencia de Abel Martínez como candidato del PLD representó una bocanada de aire fresco, un intento de pasar la página al tratar de hacer un “rebranding” con una nueva imagen potable –distanciada de los escándalos que asediaban al partido–, y con potencial para nuclear en torno a su proyecto lo mejor de lo viejo y lo mejor de lo nuevo. Consciente de la amenaza que el joven aspirante representaba a su liderazgo, Medina evitó apoyarlo y su endoso al proyecto fue forzado más por las circunstancias y la contundencia de su victoria interna, que por el convencimiento de que era lo que más convenía al partido.
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Habría que ver si fue un buen candidato en un mal momento o si fue un mal momento mal manejado; si pesó más a lo interno el manejo que dio a las estructuras de su proyecto, o la consolidación en pociones cimeras de personas que quizás no habían ganado los méritos que otros creían tener.
Quedará por ver si el candidato para ganar se convirtió en un candidato de transición. La política en estos lares certifica que no se puede descartar nunca a nadie, y sería mezquino ningunear sus capacidades políticas, no por hecho de ostentar la candidatura de su partido, sino también por su trayectoria política y de servicio.