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Juan TH
El presidente Salvador Jorge Blanco fue un desastre en materia de prensa y propaganda. Terminó en la cárcel de tal modo que no existe una escuela, un hospital, una calle, con su nombre.
Peña Gómez no alcanzó el poder a pesar de merecerlo. Murió sin ver sus sueños cumplidos. Peña era un líder, orador excepcional, cercano, carismático, pero los grupos fascistas y xenófobo, lucharon a brazos partidos para que no llegara a la presidencia de la República.
Con Hipólito Mejía pasó algo similar. La falta de una comunicación efectiva, principalmente durante la crisis fraudulenta de la banca privada, impidió su continuidad en el poder. La lucha por el control del partido y la candidatura presidencial entre sus principales dirigentes, permitieron la derrota del PRD y de Hipólito.
Surge el PRM, gana las elecciones en medio de una crisis económica, política y social porque el Partido de la Liberación Dominicana, desgastado y corrompido, había dejado el país en “cuatro blocks”, tras el intento de “robarse las elecciones municipales”, con una pandemia que azotaba la humanidad provocando miles de muertos en prácticamente todos los países.
El gobierno de Luís Abinader, que no había sido ni regidor, tuvo un éxito espectacular combatiendo el COVID-19 inmunizando la población, recuperando la economía, el turismo, el empleo, las zonas francas, la agricultura, etc., lo cual fue reconocido a nivel mundial.
El primer gobierno del PRM fue exitoso, sin duda alguna, lo cual le permitió al presidente Abinader reelegirse sin mayores problemas. ¡Un triunfo limpio! ¡Sin fraude!
La falta de una correcta línea de comunicación de masas, más el anuncio prematuro del presidente Abinader de no intentar seguir gobernando más allá del 2028, abrió una compuerta peligrosa.