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Christian Paniagua y la tragedia del Jet Set

Christian Paniagua y la tragedia del Jet Set
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  • Publishedseptiembre 22, 2025
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Por Miguel Solano

Para construir una narrativa que conmueva el corazón de los lectores, el mejor camino es seguir la ruta trazada por el doctor Bruno Rosario Candelir, presidente, líder y fundador del Movimiento Interiorista y actual director de la Academia Dominicana de la Lengua.

Explica el lengüita que al narrar un acontecimiento el creador debe enfocar tres vertientes:
1- La realidad real
2- La realidad imaginaria
3- La realidad trascendente.

La armoniosa combinación entre las tres realidades y la belleza en el uso del lenguaje generará un enfoque de los hechos que producirá alegría y bienestar en los lectores, incluso cuando el hecho narrado sea una tragedia.

Christian Paniagua, un escritor caribeño, nacido en República Dominicana, quien a los 17 años alcanzó el grado de Sifu (Instructor de Kung-Fu), acaba de publicar su novela Cuando el Cielo se Desplomó, basada en la tragedia en la discoteca Jet Set.

Paniagua, licenciado en ciencias políticas, publicidad y artes gráficos, tiene ya seis novelas publicadas, un relato, “Culpable” y el Manuel Kung-Fu en América.

–Usted no lo va a creer, pero la mayoría de las veces pienso que vivo estaría mejor.

Paniagua sigue la hoja de ruta narrativa trazada por Bruno Rosario Candelir y con “…esta vaina se está cayendo…”, enfoca la realidad real; con “¿ Por qué, a pesar de las muchas sugerencias, la fiesta no se suspendió?”, enfoca la realidad imaginaria, y, con “¿ cuál es el poder y la habilidad de la muerte?”, enfoca la realidad trascendente.

Para narrar la caída del Cielo, el laureado novelista hace pensar al lector que fue una noche en la que ” a cada varón, galante y perfumado, se le vió llegar echado al ruedo”. Nada superó el glamour de la primera mitad de la noche, pero, al pasar la media noche, la fiesta enrarece y colapsa sobre los 900 que se divertían, dejando un ocho de abril con unos 256 muertos y unos 180 entre heridos y mutilados. Y la parca quedó cimentada en sucesos reales, sucesos de sangre y dolor, donde también, lo imaginario, hizo posible que no muriera el amor.

La Prensa tras la verdad