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El PRM envía una señal de unidad: Estrategia necesaria en medio de la tormenta

El PRM envía una señal de unidad: Estrategia necesaria en medio de la tormenta
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  • Publishedseptiembre 21, 2025
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ANÁLISIS | En un contexto marcado por la presión social, la crisis energética y las sombras de la corrupción, el oficialismo busca proyectar fortaleza interna. Expertos advierten que el gesto, aunque políticamente correcto, debe traducirse en acciones concretas para calar en la ciudadanía.


Por : Alexander Olivence G.

SANTO DOMINGO. – En el complejo tablero de la política dominicana, donde cada movimiento es analizado al milímetro, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) ha activado una jugada clave: la de la unidad. En las últimas semanas, una seguidilla de reuniones, declaraciones conjuntas y apariciones públicas de sus figuras más prominentes ha buscado, con notable disciplina, transmitir un mensaje de cohesión y fuerza interna.

La estrategia no es casual. Se desarrolla en un momento de alta coyuntura, donde el gobierno que lidera Luis Abinader enfrenta el desafío múltiple de una economía con precios globales aún volátiles, una crisis energética que prueba la paciencia de la población y un clamor ciudadano creciente frente a nuevos casos de corrupción que salpican a figuras del Estado.

Frente a este panorama, la señal de unidad partidaria es, ante todo, políticamente correcta y estratégicamente necesaria. Es un guion de manual para cualquier fuerza en el poder: en tiempos de crisis externas, se cierran filas para evitar que la oposición encuentre flancos débiles por donde atacar y se capitalice el descontento.

“Es un movimiento esperado y lógico. Un partido fracturado en medio de una tormenta perfecta es un barco a la deriva. El PRM necesita mostrar que, más allá de las diferencias internas naturales, existe un comando unificado que apoya la gestión y trabaja en las soluciones”, analiza María Pérez, politóloga de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Los frentes de batalla

La necesidad de esta unidad se hace evidente al examinar los frentes abiertos:

1. La crisis energética: Los apagones continúan siendo el talón de Aquiles de la administración. El malestar ciudadano es palpable en las redes sociales y las comunidades. Es un problema tangible que afecta la calidad de vida diaria y la productividad.
2. La presión económica: Aunque los indicadores macroeconómicos muestran señales de resiliencia, el ciudadano de a pie aún siente el peso del costo de la vida. La unidad partidaria busca también ser un mensaje de confianza para mercados y actores económicos.
3. Las acusaciones de corrupción: Casos recientes han puesto en jaque la narrativa de “cero tolerancia” con la que llegó Abinader. La oposición, especialmente el PLD, ha encontrado aquí un campo fértil para sus críticas. Mostrar unidad es una forma de blindar al gobierno frente a estos embates, evitando que las críticas externas encuentren eco en voces disidentes dentro del propio oficialismo.

Más allá del gesto: el desafío de la sustancia

Sin embargo, los analistas coinciden en que el gesto, por bien orquestado que esté, tiene una fecha de caducidad corta si no está respaldado por resultados tangibles.

“La unidad partidaria es la base, el piso mínimo para gobernar. Pero lo que la ciudadanía exige, y lo que al final definirá el éxito o fracaso de esta estrategia, no son fotos de líderes sonrientes juntos, sino soluciones reales a los problemas de la luz, la inflación y la impunidad”, advierte Roberto Álvarez, sociólogo y consultor político.

El riesgo, señala, es que la población perciba esta muestra de unidad como un acto de autoconservación de la clase política, desconectado de sus urgencias reales. La señal de unidad partidaria debe ser el preludio de una acción de gobierno unificada y efectiva.

La prueba de fuego

La verdadera prueba para el PRM no será cuántas reuniones de conciliación pueda organizar, sino cómo logra traducir esa cohesión interna en:

· Planes concretos y exitosos para paliar la crisis energética a corto y mediano plazo.
· Políticas sociales y económicas que alivien el bolsillo de las mayorías.
· Transparencia y acciones judiciales contundentes frente a los casos de corrupción, sin importar el color político de los implicados.

En conclusión, el PRM está jugando la carta correcta en el momento adecuado. La unidad es su escudo y su mejor argumento frente a la adversidad. Pero en política, los gestos pronto se olvidan si no están respaldados por hechos. El gobierno de Abinader tiene la oportunidad de demostrar que detrás de la señal de unidad partidaria hay una verdadera fuerza de Estado capaz de navegar y superar la tormenta. La ciudadanía, expectante, espera más que señales; espera soluciones.

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