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POR RAFAEL SANTOS
El pasado lunes 25 de agosto se inició en toda República Dominicana el presente año escolar. Por instrucciones precisas del Presidente Luis Abinader, importantes figuras del gobierno se movilizaron a diferentes puntos del país, en donde llevaron hasta la población el mensaje del mandatario de que este período escolar y pese a las serias dificultades que se observan, sería un año de grandes y fructíferas realizaciones.
Como periodista que le ha estado dando el debido seguimiento al tema en las 4 provincias del nordeste (Hermanas Mirabal, Duarte, María Trinidad Sánchez y Samaná), así como en otras del área, como la provincia Espaillat, he tenido que leer los diferentes discursos, en donde en uno más que otro he tenido que fijar mi atención, y en donde fue el del ex dirigente sindical y actual director del Instituto Nacional de Formación Técnica Profesional (Infotep), profesor Rafael Santos Badía, el que desde mi punto de vista ha sido digno de tomar en cuenta y proceder a su reflexión.
Desde el Distrito Municipal de Jamao, Salcedo, su tierra natal, en la “Escuela Primaria Anselmo López”, este notable intelectual más que un simple discurso enarboló un grito de alarma dirigido a los tutores y padres de familias para que cumplan con su rol dentro del esquema formativo y educativo de sus hijos, es decir, para que asuman con la debida responsabilidad el rol que como progenitores más que por ley constitucional, por mandato divino le toca desempeñar.
Entre otros elementos todos dignos de ser reflexionados por la sociedad dominicana y que por asunto de espacio y prudencia no vamos a tocar en esta columna, Rafael Santos Badía refirió, que la formación primaria se iniciaba no en las escuelas sino en el seno mismo de nuestros hogares, y como tal, es responsabilidad de los citados mayores (decía el funcionario) establecer y poner en práctica las herramientas fundamentales para que cuando estos lleguen a sus respectivas aulas, tener consigo los valores primarios y de ahí bien pudieran establecerse los fundamentos para que nuestros niños, adolescentes y jóvenes, puedan ser en el mañana entes de bien y seres productivos para la sociedad.
Es verdad lo dicho por Badía, no todas las cargas deben ir sobre los hombros de los maestros, no señor, si bien es cierto los maestros tienden a ser los forjadores de los conocimientos a través de las pizarras, el lápiz, los cuadernos, los libros y la dedicación, para que sembrar los conocimientos requeridos, los profesores no pueden ir más allá de hasta donde se les dictan sus responsabilidades, esto de acuerdo a lo establecido en la Ley General de Educación 66-97 y el Reglamento del Estatuto del Docente, la que nos indica que dentro de las aulas los maestros enseñan con rigor correcto y ética, y a su vez forman las conductas positivas de los alumnos.
Tiene razón el profesor y expresidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) entre los años de la década del 1980 y 1990, al lanzar este grito de alarma y salir en defensa no solo de los sanos valores que bien deben ser inculcados a nuestros niños y adolescentes, sino a favor de un sistema que debe ser mejorado pero no sobre el sable de la confrontación sino del diálogo y la búsqueda de soluciones a todos los graves problemas que afectan dicho sector.
Ojalá y que la sociedad y desde la misma ADP bien se pudieran establecer medidas que siembren en la conciencia de los miles de padres y tutores, la necesidad de que el compromiso de la formación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes no es responsabilidad directa de los maestros en las aulas o escuelas, sino también de los padres responsables en nuestros hogares.