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Inteligencia artificial en América Latina: entre el potencial tecnológico y la omisión política

Inteligencia artificial en América Latina: entre el potencial tecnológico y la omisión política
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  • Publishednoviembre 3, 2025

Por Araceli Aguilar Salgado

 

“La tecnología por sí sola no basta. También tenemos que poner el corazón.” Jane Goodall

 

 

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una de las fuerzas transformadoras más poderosas del siglo XXI. Sin embargo, en América Latina y el Caribe, su desarrollo se encuentra atrapado entre el entusiasmo discursivo y la omisión estructural. El Índice Latinoamericano de Inteligencia

Artificial (ILIA) 2025, presentado por la CEPAL y el CENIA de Chile, revela una región que adopta la IA con dinamismo, pero que enfrenta brechas críticas en talento, inversión y gobernanza. Este ensayo propone una lectura crítica del informe, subrayando que, sin voluntad política, justicia digital y enfoque ético, la IA corre el riesgo de reproducir las desigualdades que prometía superar.

Un mapa fragmentado: pioneros, adoptantes y exploradores

El ILIA clasifica a los países en tres niveles de madurez: pioneros (Chile, Brasil, Uruguay), adoptantes (Colombia, Ecuador, Costa Rica, República Dominicana) y exploradores, que representan más de un tercio de la región. Esta segmentación revela una fractura tecnológica que no solo es técnica, sino política. Los países pioneros han logrado articular estrategias nacionales, mejorar la conectividad y atraer talento. Pero los exploradores enfrentan ecosistemas incipientes, sin infraestructura ni políticas públicas robustas. La IA, en este contexto, no es una herramienta democratizadora, sino un reflejo de las desigualdades históricas.

Talento en fuga: el déficit que paraliza la innovación

Uno de los hallazgos más alarmantes del informe es la acelerada fuga de especialistas en IA y la escasa formación avanzada. Desde 2022, la brecha de talento respecto al promedio mundial se ha ensanchado. Sin capital humano capacitado, no hay soberanía tecnológica ni posibilidad de innovación local. La región necesita invertir en educación científica, crear incentivos para retener talento y fomentar redes de colaboración entre universidades, centros de investigación y empresas. De lo contrario, la IA será importada, no creada.

Inversión: el abismo entre discurso y acción

América Latina representa el 6,6% del PIB global, pero recibe apenas el 1,12% de la inversión mundial en IA. Esta subinversión limita severamente la capacidad de escalar iniciativas productivas, tecnológicas e innovadoras. José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL, advierte que la IA puede ser un motor para superar las trampas del desarrollo, pero solo si se articula con políticas de desarrollo productivo. La pregunta crítica es: ¿por qué los gobiernos no actúan con urgencia frente a esta evidencia?

Gobernanza: entre la intención y la omisión

Aunque varios países han desarrollado estrategias nacionales de IA, la mayoría carece de mecanismos de implementación efectivos, financiamiento adecuado y sistemas de evaluación de impacto. Además, se observa una preocupante ausencia de enfoques ambientales y de equidad de género. La gobernanza tecnológica no puede ser neutra. Debe ser ética, inclusiva y centrada en las personas. Como señala Álvaro Soto, Director del ILIA: “Los países tienen mucho interés, pero ningún sentido de urgencia.” La IA no puede esperar.

Una brújula para el desarrollo justo

El ILIA 2025 se consolida como una herramienta esencial para guiar decisiones de política basadas en evidencia. Pero la evidencia, sin acción, es solo diagnóstico. América Latina y el Caribe tienen la oportunidad de convertir la IA en una palanca de transformación social, económica y cultural. Para ello, se requiere voluntad política, inversión estratégica y una visión humanista que coloque la dignidad en el centro de la innovación.

“La inteligencia artificial puede convertirse en un motor para superar las trampas del desarrollo de América Latina y el Caribe. Pero para ello es indispensable articular las políticas de digitalización con las políticas de desarrollo productivo.” José Manuel Salazar-Xirinachs, CEPAL

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